Sentimientos de colores
Por Adriana D’Angelo
<< “Yo trato de pintar con honestidad, cuando pinto algo es porque me viene del alma, si las personas no entienden exactamente el mensaje que yo envié, no importa, por lo menos ya lo saqué de adentro. También juego mucho con la sorpresa, me gusta que la persona reciba de mí cosas inesperadas. He tenido dos perdidas grandes en mi vida y la pintura me ayudó a entender lo que había pasado en ambas.>>
En un estudio sumamente organizado – para su profesión – y repleto de obras de arte de su autoría, David Acevedo da rienda suelta a su imaginación, expresando palabras, logros, dudas, preocupaciones y todo tipo de sentimientos a través de miles de colores.
Define su trabajo como el máximo catalizador de sus emociones, como un elemento equilibrante en su vida, tanto en los momento de felicidad como en sus peores días de soledad. Desde el punto de vista artístico, se ubica en la corriente expresionista, con tendencia al mismo tiempo a la figuración y la abstracción. Sin embargo se niega a encasillar su obra dentro de un estilo definido, pues, al igual que muchos otros artistas contemporáneos, apuesta por la libertad y la ausencia de barreras en el proceso creativo.
De acuerdo a lo que le dicta su memoria, desde que tiene uso de razón ha pintado. Desde sus trazos infantiles ha ido moldeando sus técnicas, pasando por distintos estilos – entre ellos el surrealismo – hasta llegar a esas obras de arte que muchos atesoran en lugares especiales de la casa o la oficina.
Al preguntarle cual era su color favorito respondió categóricamente y sin pensarlo: “todos”, lo cual se evidencia claramente al echar un vistazo colectivo a sus trabajos. Quizás esa tendencia pintoresca le viene de herencia de su tierra natal, Puerto Rico, de donde emigró hace ocho años para internarse en suelo americano.
Conoce más sobre su obra y biografía en: www.acevedostudio.tripod.com
En el año 1993 recibió un título como Licenciado en Arte por parte Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico y afirma que en ese momento fue cuando comenzó profesionalmente su carrera artística. Dice que si de alguien heredó la vena artística fue de su padre, quien siempre ha pintado pero nunca de manera profesional, por otra parte, la tendencia al uso desmedido de los colores piensa que fue el legado de su madre.
Se mudó a los Estados Unidos, específicamente al Suroeste de la Florida, porque consiguió un empleo en las oficinas del Seguro Social en la ciudad de Fort Myers. Allí sigue trabajando tiempo completo como “Technical expert”, pero trata de dedicar todo su tiempo libre a su verdadera pasión: el arte.
Afirma que su sueño es poder algún día mantenerse sólo con su trabajo artístico, tener su o “sus” propias galerías y lograr que, tanto su obra, como su nombre, sean tan reconocidos que pueda firmar una servilleta y darle a ésta un valor millonario, así como pasó en la historia de otros grandes como Pablo Picazzo.
Su casa ubicada en la ciudad de Cape Coral, al igual que su muestra pictórica, está llena de colores. Todas las paredes tienen tonalidades diferentes y en ellas cuelgan obras de artitas locales e internacionales, tales como: Bruce Holwerda (Illinois, US.), Schluss (Israel), Antonio Martodel y Carlos Irizarry (ambos de Puerto Rico).
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