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Jimmy Choo, Manolo Blahnik, Louboutin… ¿Cómo los detectamos?

Por Adriana D’Angelo.

Las mujeres, y ahora ya también muchos hombres, contamos con un sexto sentido para identificar aquellos objetos de la moda a los que fácilmente sucumbimos. Simplemente hay zapatos que no pueden pasar inadvertidos.

¿Qué es lo primero que viene a la mente de una shoeaholica cuando ve la planta de un zapato color rojo intenso? Christian Louboutin.  Y es que estos genios del mercadeo han  hecho que sus creaciones se conviertan en íconos imprescindibles para ser “bien vistas” en sociedad.

A diferencia de otros diseñadores, Louboutin, por ejemplo, busca que sus zapatos sean vistos como obras de arte que impresionen y queden grabados en la memoria, y no como simple objetos de moda.

 Por su parte, Manolo Blahnik, busca añadir a la belleza del calzado otros elementos, como la innovación de estilos del pasado, la textura tanto en materiales como en el corte y superposición de los mismos, y el sex-appeal que los mismos transmitan. Para este diseñador español, el secreto para mantener la sexualidad en los zapatos es mostrar un poco –no toda- la división de los dedos (lo cual vendría siendo el equivalente al “escote” en los pies), y un buen tacón, el cual debe sentirse cómodo y transmitir seguridad al caminar aún cuando sea de 12 centímetros.

La reina del Pop Madonna calificó en una ocasión los zapatos de Manolo Blahnic como mejores que el sexo.

Pero la fama no les ha llegado de la nada. Todos estos magníficos creadores de magia para nuestros pies han trabajado y estudiado por años para llegar a millones de closets alrededor del mundo. Blahnik cuenta con más de 20 años de trayectoria analizando el proceso completo de creación, desde el diseño en el papel hasta la ejecución del mismo con el uso de máquinas de coser, tijeras, agujas, e incluso tallando con sus propias manos los materiales con el fin de convertir en realidad sus más descabelladas visiones, como el caso de los modelos adjuntos.

El francés Christian Louboutin, de 49 años de edad, comenzó sus diseños en la adolescencia, abandonando incluso sus estudios y dedicándose a persiguir su ambición de diseñar. En la década de los ochenta realizó trabajos freelance para Chanel, Yves Saint Laurent, and Maude Frizon. Abandonó el mundo de la moda por unos años hasta que en 1991 abrió su primer atelier en Paris, teniendo nada más y nada menos que a la Princesa Carolina de Mónaco como primera cliente. Él también persigue la meta de hacer que la mujer se vea y se sienta sexy, haciendo que sus piernas se perciban lo más largas que se pueda, con tacones de altas dimensiones.

Jimmy Choo pertenece a una familia de zapateros de origen chino, es ciudadano de Malasia y reside en Inglaterra. Hizo su primer par de zapatos cuanto tan sólo contaba con 11 años de edad. Cuenta que pudo estudiar en el Cordwainers’ Technical College de Londres (actualmente parte de la Escuela Superior de Moda de Londres) gracias a su trabajo en restaurantes y como limpiador en una fábrica de zapatos, de lo contrario no hubiese podido costearse la carrera.  Cuesta creer que así inició una compañía que hoy en día tiene proporciones millonarias.

Y así como estos tres íconos del calzado moderno, existen cientos de diseñadores que actualmente (o quizás desde hace muchos años) están tratando de crear productos que los hagan emblemáticos y les compren un boleto directo hacia el closet de millones de clientes amantes del buen vestir.

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Confesiones de una “Shoeaholica”

Por Adriana D’Angelo.

¿Alguna vez has escuchado a alguien decir (o has dicho tú misma…) que no puede(s) parar de comprar zapatos?, cuando quieres detallar el look de alguien ¿tu mirada recae directamente en sus pies?, ¿cual es tu área favorita en las tiendas por departamentos?… ¿Cuánto pares de zapatos tienes en tu closet?

A la última de las preguntas citadas arriba respondí: 103. Si, confieso que tengo más de un centenar de zapatos, y no me arrepiento. Es por eso que debo considerarme una “shoeaholica”.

Según el urban dictionary, una persona shoeaholica (quien puede ser hombre o mujer), es aquella que colecta pares de zapatos hasta tener muchos más de los que puede ponerse en ¡su vida!.

Para quienes padecemos de este síndrome moderno, el hecho de poseer zapatos, más que una obsesión, se convierte en un verdadero placer. Muchos nos excusamos tras la premisa de que, a diferencia de las carteras y joyas, los zapatos sí son un objeto de primera necesidad, pues nuestros pies necesitan siempre una protección. Pero si… ya sé… con sólo un par bastaría. Pero la mujer moderna tiene más de un rol en la sociedad y eso nos obliga a tener al menos un modelo para cada ocasión (supongo entonces que debo decir que yo he tenido más de 100 ocasiones…)

El hecho es que no soy la única porque quizás hasta este punto de la lectura ya varias de ustedes se han sentido completa, o parcialmente identificadas conmigo. Los zapatos se han convertido en un objeto de estatus y admiración. Hay para quienes es la mismísima prolongación del cuerpo, por lo cual deben representar tu personalidad.

Así como el cabello es el marco del rostro y éste último es tu carta de presentación, con los zapatos adecuados cerrarás cualquier trato con broche de oro.

Una de las razones por las cuales nuestros closets están repletos de zapatos es porque la industria del calzado ha crecido de tal manera que nos permite costear incluso esos pares que admiramos en las estrellas de la televisión, e incluso de ¡Hollywood!. A pesar de que no puedas comprarte la misma marca de ellas, hay cientos de compañías dedicadas a copiar los modelos de manera casi exacta, que sólo las astutas notarán la diferencia.

Como buena shoeaholica me encanta la sensación de vestir por primera vez un par de zapatos, así como también disfruto de ponerme una y otra vez el mismo par que ya se siente muy cómodo porque se ha hormado a la forma de mi pie.

Debo confesar también que a pesar de que me encanta que me elogien el calzado que llevo puesto, me molesta sobremanera que me pregunten dónde los compré, pues da lo mismo si son de Neiman Marcus o los encontré en una tienda de segunda mano… o en Wal-Mart, lo importante es cómo se ven en conjunto y el toque final que le dan al atuendo.

Como ya se imaginarán, el tener más de 100 pares de zapatos representa un problema a la hora de estar indecisa sobre cual vestir. Allí es cuando trato de recurrir al buen gusto de mi esposo y le pido que me ayudo a seleccionar el adecuado de acuerdo al look, al clima y a la ocasión. Su primera respuesta siempre es, sin excepción, ¿Cuál es más cómodo?, a la cual yo, rápidamente y sin pensarlo, respondo: “¡Ninguno!, los zapatos de mujer cómodos y bonitos… ¡no existen!”. Porque realmente para nosotras la comodidad pasa a segundo plano (hasta el momento en el que empiezan nuestros dolores en los pies), y al ser de tacón alto si cuestan $10 ó $1,000 igual molestan.

Una vez expuesto parte de mi síndrome, te pregunto: ¿Eres tú también una shoeaholica?… cuéntame tu historia sin vergüenza, porque a quienes padecemos de este mal nos encanta saber que no estamos solas.

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Polinesia Francesa

Destino deseado por muchos… ¿Vale la pena?

Por Adriana D’Angelo.

Escoger tres de las islas que componen la Polinesia Francesa como el destino de nuestra romántica luna de miel fue, en muchos sentidos, una decisión correcta. Definitivamente valieron la pena las 22 horas (entre vuelos, conexiones y esperas) que viajamos hasta llegar a ese paraíso localizado al sur del Océano Pacífico.

Antes comenzar a contarles lo que vi en aquel recóndito pero atractivo punto del planeta, quiero aclararles que toda mi descripción se basará en mi experiencia personal, si ustedes han estado allí antes o les han contado algo diferente, son libres de creer cualquier versión. Prepárense para escuchar lo mejor… y ¡lo peor! de mi visita a Tahiti, Moorea y Bora Bora.

Para llegar hasta la Polinesia Francesa, el punto de partida es el LAX -Aeropuerto de Los Ángeles, California- (incluso la mayoría de los turistas provenientes de Europa, África y Asia viajan desde allí), donde se aborda un Airbus equipado con tecnología de punta de la aerolínea “Air Tahiti Nui”, que cuenta con el mejor servicio que he recibido hasta el momento en algún vuelo aéreo, con asientos muy cómodos y un decente menú para sobrellevar nueve horas de vuelo. Puede sonar ostentoso, pero el trayecto es tan largo que agradezco enormemente la sugerencia de nuestra asesora de viajes, María Esther, de volar en “Business Class”, de lo contrario, creo que nos hubiesen tenido que reconstruir al llegar a Papeete, capital del Tahití.

El vuelo arribó aproximadamente a las 9 de la noche, hora local (3:00 am hora del este de US). Allí nos esperaba un chófer que nos condujo hasta el Hotel Intercontinental de Papeete. Al día siguiente, gracias al jet lag, nos despertamos antes del amanecer, salimos al balcón de nuestra suite, y allí estaba, en frente de nosotros, el mar abierto, y uno de los más deslumbrantes amaneceres que haya visto en la vida. Pero lo mejor vino ya a la luz del sol, ese color azul maravilloso en el agua, que nunca más se te borra de la memoria (pero que no es nada en comparación con el de las otras dos islas, menos habitadas y tocadas por la mano del hombre).

Papeete es excelente como primera impresión. Pero si algún día volviera a la Polinesia Francesa, no me quedaría allí más que la primera noche para descansar del largo viaje y al día siguiente me iría a otra parte.

De las más de cien islas que conforman la Polinesia, Tahití es la más grande y poblada de todas, se ubica en uno de los cinco archipiélagos llamado las Islas de la Sociedad, al sur del Océano Pacífico, los otros cuatro son: Las Marquesas, Las Tuamotu, Las Gambier y Las Australes. Los idiomas oficiales son el francés y tahitiano, sin embargo, quedé impresionada con la facilidad con la que sus pobladores hablan 2, 3 o más lenguas. Los tahitianos están preparados para comunicarse con cualquier tipo de público, pero nos hubiese gustado que fueran un poco más amables, porque el servicio que recibimos dejó mucho que desear.

Tratamos de hacer un recorrido cultural por el casco central de Papeete, pero sinceramente no vale la pena. El único atractivo comercial que comparten estas islas es la venta de “black pearls” (perlas negras), que son cosechadas localmente y exportadas a todo el mundo. De resto lo mejor que pueden hacer es literalmente: “No hacer nada”. Quedarse en las inmediaciones de su “bungalow” (cabaña sobre el agua), y deleitarse audiovisualmente con el turquesa de las aguas, los peces, los corales y el sonido del mar cuando rompe en los cimientos de su refugio temporal.

Al tercer día volamos y en 15 minutos aterrizamos en Moorea, una isla de origen volcánico, más pequeña en cuanto a población, pero con abundantes riquezas naturales, no sólo acuáticas, sino también vegetales. El panorama en Moorea conjuga la infinidad del mar que bordea a un compendio de verdes e imponentes montañas plantado en todo el corazón del territorio.

Dicha combinación de verdes y azules de sus paisajes hace que los nativos de Moorea se sientan orgullosos y te preparen –recelosos- para lo que está por venir, la perla mayor… la más exclusiva: Bora Bora.

En Moorea rentamos un pequeño carro y recorrimos toda la isla a través de su única calle. No hay pérdida, solo hay una circunferencia que bordea todo en aproximadamente 3 horas (incluyendo las paradas para tomar fotografías). Uno de los puntos de interés es su laguna, la cual junto con la de Bora Bora son las más bellas de la polinesia. Visitamos un par de hoteles, todos muy similares al nuestro y, a su vez a los de las otras islas, y subimos hasta el tope de una de sus montañas donde hay un mirador desde donde se pueden apreciar mejor las riquezas geográficas de la misma.

Les aconsejo que no traten de conducir por su cuenta hacia una famosa cascada. Nosotros estuvimos más de una hora perdidos, prácticamente en el medio de la selva, sin teléfono, sin ningún tipo de comunicación, por lo cual ni sé como salimos de allí, luego de que las ruedas del carro se quedaron atascadas en el fango.

Una de las noches de nuestra estadía el hotel planificó una cena especial en la playa, con un buffet compuesto por innumerables y suculentas opciones, y la amenización de un grupo de danzas y música típicas de la región, que incluía shows con fuegos y tambores, lo cual fue una de las atracciones que mi esposo disfrutó más.

La comida en todas las islas fue deliciosa. Los desayunos repletos de frutas naturales, y banquetes de mariscos, pescados y otras delicateces para el almuerzo y la cena.

Los aficionados de los deportes acuáticos (el cual no es mi caso) encontrarán un sin fin de actividades que incluyen: buceo, dar de comer a los tiburones, nadar con delfines, submarinos, eco-tours, etc. Nosotros tomamos un submarino en Bora Bora y vimos tiburones desde cerca, pero ¡a través de un cristal bien grueso!.

 

La llegada a Bora Bora es totalmente distinta a la de cualquier otro destino al que haya ido. El aeropuerto tiene un muelle donde te esperan las lanchas de cada hotel o resort para llevarte a sus instalaciones. Al llegar te identifican con un collar de caracoles (de colores distintos para cada hotel), y desde el momento en que te trasladas te das cuenta de que el agua es diferente, tiene una magia especial, es totalmente cristalina.

En los dos hoteles anteriores (Papeete y Moorea), las cabañas estaban conectadas por algún lado a la tierra, pero en Bora Bora están completamente sobre el agua y desde el piso de tu habitación puedes ver a los peces nadar alrededor… es una experiencia incomparable.

Las únicas atracciones en un paraíso como este son la naturaleza… y la compañía. Es por eso que considero que es un destino ideal para la luna de miel, pues no hay nada, ni nadie, que desvíe la atención del uno hacia el otro. No lo recomiendo para ir en familia, porque a pesar de que hay muchas actividades que hacer para todas las edades, al cabo de un par de días los jóvenes estarían aburridos después de haberlas probado todas ya varias veces.

Me gustó mucho que todo el mundo, con pocas excepciones, estaba en pareja. Heterosexuales y homosexuales, todos felices, con cara de tranquilidad y relajación. Los resorts están dotados de rincones románticos para crear la atmósfera perfecta para compartir con tu pareja. Puedes pedir con anticipación que una señora nativa de la isla te lleve el desayuno hasta tu cabaña en una pequeña canoa, con muchas frutas y flores frescas.

A pesar de que nos sentimos un poco inconformes con el trato recibido, ya que el pago corresponde a un turismo de más de cinco estrellas y el servicio no es recíproco, valió la pena estar lejos de todo, y de todos, y concentrarnos en esa nueva unión que acabábamos de conformar. En pocas palabras, si te aburre estar con tu pareja te aconsejo que no vayas a la Polinesia Francesa.

En Bora Bora debes hacer reservación todas las noches si es que quieres cenar en el hotel, si no, no podrás comer nada hasta el siguiente día. No hay muchos restaurantes en la isla, y quizás el más famoso es Bloody Mary’s, donde al entrar escoges de una mesa gigantesca la carne, el pescado o los mariscos que más adelante te vas a comer. Los artistas que lo han visitado dejan sus autógrafos y fotografías en unas carteleras que flanquean la entrada. Los pisos son de arena de playa, así que te quitas los zapatos al entrar y el ambiente es bien tropical y casual. Recientemente las Kardashians estuvieron allí cenando en familia y ellos hacen alarde de eso.

Respecto al mar, tengo varias observaciones. Como cualquier persona criada cerca del Mar Caribe, esperaba que pasaría horas bañándome en esas hermosas y cristalinas aguas… pero ¡no!… estaban tan heladas que sólo me sumergí un par de veces, una de las cuales tuve que salirme al rato porque comenzó a llover. La razón es que estaba en el medio del Océano Pacífico, cuyas aguas son templadas, especialmente en la época de mayor turismo: Invierno… que ¿por qué invierno?, porque durante el verano llueve todos los días sin parar.

Por otra parte, pensé que encontraría extensas millas de playa, para caminar y tomar sol… pero no, su atracción no es que tienen playas, sino la claridad del agua, los resorts con sus bungalows sobre el agua y todas las riquezas marítimas que se hayan en el interior… Pero bueno viviendo a 5 minutos de la playa en Naples, me conformé con descansar y deleitar mis sentidos de la vista, el audio y el olfato, en una atmósfera cien por ciento libre de polución

En definitiva, no sé si quiera volver, o prefiera probar nuevos destinos exóticos, pero nunca olvidaré ese color azul turquesa que me quitó el aliento, ni el verde de sus montañas, ni la inmensidad de un agua que no tienen ni principio… ni fin.

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Volver a hacer tareas… !A estas alturas de la vida!

Por Adriana D’Angelo.

Hace mucho tiempo que no escribo. Una de las razones es porque escribí tanto durante un largo periodo que mi mente, imaginación, vista (e incluso !mis dedos!) necesitaban un descanso. Pero ahora es mi descanso de escribir el que necesita un “break” y es por eso que hoy me senté de Nuevo con toda la disposición de dejar fluir las palabras acalladas durante 14 meses.

Una vez frente al computador me pregunté: “Y ahora de qué escribo?”. Comencé a pensar en lo que normalmente la gente escribe en sus blogs: las noticias de interés mundial, nacional y local, los avances de la tecnología, sus propios pensamientos sobre cómo cambiar el mundo, consejos de toda índole, etc, etc… pero, sobretodo, las experiencias personales de cada escritor. ¡Bingo!… entonces escribiré sobre lo que hago en mi día a día. Y como lo que estaba haciendo antes de escribir eran las tareas con mi stepson (a quien me niego a llamar “hijastro”), de eso voy a hablarles.

Hasta hace un año atrás no tenía ni idea de lo difícil que era educar a un niño. Y no estoy hablando precisamente de los modales, principios y comportamiento (lo cual es más que una tarea… !un reto!), sino de la educación académica. Hace 8 años que no me siento en un escritorio (o pupitre) escolar y, por consiguiente, que no me envían tarea para la casa, ni proyectos especiales. Pero, como bien dicen que uno nunca termina de aprender, ahora no me encargo de las mías propias sino de las de mi stepson. Esto me ha ayudado a entender  por qué le insistía tanto a mi mamá lo difícil que era… y es que !lo es!.

Para cualquier mujer puede representar un verdadero desafío el hecho de sentarse a hacer las tareas con su hijo, pero para quienes además fuimos educadas en otro país, en diferente idioma y con programas distintos, a veces puede tornarse en un verdadero rompecabezas donde no sabes ni por dónde comenzar.

Mi stepson tiene 7 años y cursa primer grado. Puedo percibir que una de sus fortalezas son las matemáticas, aunque no siempre logre un 100% en sus calificaciones, pero constantemente trae una etiqueta pegada a su camiseta que dice: “Estudiante del día en matemáticas”, además veo que se muestra mucho más cómodo con las asignaciones de esta materia, en comparación con las otras. Gracias a Dios que los números son los mismos en todos los idiomas… pero cuando se trata de resolver problemas, a veces puede resultar más confuso y difícil de descifrar para la ayudante (¡YO!)… que para el mismo estudiante.

Para resolver mi laberinto mental a la hora de orientarle a descifrar las respuestas de los problemas, me ha ayudado mucho el hecho de que la hoja con las tareas contiene en el reverso las actividades con las que el niño practicó previamente esas operaciones en la clase, entonces he optado por leer bien de qué manera lo hicieron allí y, luego, en casa, resulta pan comido repetir el procedimiento. De allí deduje que quizás no soy yo la única que no entiende cómo hacerlo porque lo aprendí en otro idioma, sino que todos necesitamos refrescar un poquito la memoria, porque a  la mayoría se nos ha podido olvidar con el tiempo y el desuso.

Por otro lado está el área del lectura. Allí tanto el pequeño como yo tenemos problemas. Muy pronto me di cuenta de que para aprender a leer iba a necesitar mucho más ayuda que el reverso de la página. Pensaba: Cómo voy a enseñarle algo que yo misma no sé pronunciar perfectamente?. Fue allí cuando entendí que en ese proceso de aprendizaje nos estábamos beneficiando los dos.

En esta faena de lectura he aprendido las diferentes formas de pronunciar cada vocal (cosa que no pasa en castellano), y un uso increíble que podemos darle a lo que en el colegio llamábamos fichas bibliográficas o “flash cards”,  unas pequeñas cartulinas donde puedes escribir las palabras que deseas memorizar y practicarlas una y otra vez hasta lograr dicho cometido.

Por su puesto, en nuestro afán por descifrar el porqué del problema de lectura del niño nos tropezamos con una inmensa cantidad de síndromes, la mayoría de ellos llamados por unas siglas cuyos significados poco recuerdo (tales como: dislexia, ADD, problemas de memorización, etc), pero que, al fin y al cabo, decidimos no usar como etiquetas en la frente de un niño que sólo requiere de mucha atención, cariño y, quizás, un tiempo extra de trabajo en comparación con el de sus compañeros.

Yo simplemente espero que cuando le toque entender el indescifrable libro de álgebra, las fórmulas de química, la historia estadounidense, y ese tipo de temas más complejos, ya mi stepson sea lo suficientemente maduro e independiente como para sentarse a hacer las tareas por sí solo… si no es el caso… ya les contaré que técnica utilizaré.

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El auge de los “Personal Shoppers”

Los “personal shoppers” irrumpieron como oficio en los Estados Unidos y la actividad experimentó su auge durante la década de los 90. Se dedican a hacer compras para personas de altos recursos que prefieren delegar esa tarea. Son especialistas en consumo, en calidad de productos que deben elegir y dónde adquirirlos. Además se caracterizan por el buen gusto e ir a la vanguardia en cuanto a moda se refiere.

A pesar de que ir de compras es una de las actividades preferidas en todo el mundo, cada vez son más las personas que deciden confiar esta tarea a un profesional. Esto se debe a que cada vez vivimos en una sociedad más ocupada, con más compromisos, tanto sociales como laborales, y en la que la imagen que proyectemos de nosotros mismos puede marcar una gran diferencia en nuestro futuro. Todos estos factores hacen que crezca la demanda de este tipo de profesionales, convirtiéndose en un trabajo demandado y bien remunerado.

 El Personal Shopper se encarga de realizar la compra de las prendas de vestir y complementos, ya sea acompañado por el cliente o sustituyéndolo debido a la falta de tiempo del mismo. Sus servicios pueden ser requeridos tanto para la vida cotidiana (actualización de vestuario, novedades, etc.), como para ocasiones o actos especiales.

 

Funciones de un Personal Shopper

  • Conocer con precisión todas las corrientes estéticas actuales y futuras
  • Asistir a pasarelas, salones y congresos de estética, peluquería y moda
  • Poseer un listado propio de proveedores y marcas comerciales de prendas de vestir y complementos, tanto de su zona geográfica de influencia como del resto del país para casos especiales
  • Ser capaz de realizar una asesoría al cliente y conocer las necesidades del mismo, respetando siempre sus gustos personales y su estilo
  • Identificar a los proveedores o firmas que le pueden proporcionar las prendas de vestir o complementos elegidos en función de la talla y medidas del cliente
  • Acompañar al cliente o sustituirlo, en cuyo caso se ocupará de llevar o hacer que lleven las prendas al domicilio del cliente
  • Contratar los servicios en caso de necesidad de arreglos en las prendas y realizar el control de calidad correspondiente
  • Comprobar el nivel de calidad y la excelencia del servicio realizado.

 

Puestos de trabajo que puede desempeñar

  • Gabinete propio de Asesoría de Imagen
  • Colaborador técnico para medios de comunicación, productoras, etc.
  • Colaborador técnico de estilistas, diseñadores de moda y asesores de imagen.

 

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Enciende los espacios

Por Adriana D’Angelo

En la actualidad, la decoración con velas es cada vez más utilizada en el hogar. Además de la cálida iluminación que ofrecen, las velas decorativas proveen exquisitos aromas y fragancias, que inundan de paz y armonía los espacios. Nadie puede obviar el fantástico clima que crean las velas, desde una romántica cena bajo el aura de su luz hasta para crear un ambiente propicio para el descanso y la reflexión.

La calidez y la simpleza de la decoración con velas tiene el poder de transformar los ambientes, convirtiéndolos en lugares con magia y brillo propio. Por ello, son uno de los elementos más utilizados por los diseñadores de interiores y por el público en general, con la ventaja además de ser una de las formas más económicas para encarar una propuesta decorativa.

Pueden emplearse en distintos rincones de la casa y con el acompañamiento de interesantes candelabros o porta-velas, recipientes que agregan un detalle importante a la hora de configurar la propuesta estética integral. Pueden destacarse en centros de mesa, en los esquineros de mesas secundarias, en todo tipo de muebles y sobre estantes. No hay ninguna limitación en cuanto a los ambientes: salón, comedor, sala de trabajo o estudio pueden recibirlas con mucho agrado.

Los motivos decorativos cuentan con una amplia diversidad: plantas y flores o formas simbólicas que se presentan en toda la gama de colores. Los aromas y fragancias tampoco se quedan atrás, y ofrecen una gran multiplicidad de opciones. Vale remarcar que las velas son herencia de la decoración oriental, donde son muy valoradas por su poder de relajación.

Las velas aromáticas ofrecen un rico aroma incluso cuando no están encendidas. Algunas personas prefieren usarlas solo decorativamente mientras que otros optan por encenderlas para realizar aroma-terapia, o simplemente para disfrutar del perfume. Tome en cuenta que las velas propias de la aroma-terapia poseen diferentes propiedades curativas dependiendo de cual elija.

Usted podrá utilizar velas aromatizadas de diferentes tamaños para crear un arreglo exquisito en su mesa, mesa de café, o mantel. Si tiene diversos tamaños, puede ordenarlas por altura. Ubique la más alta en el medio y disponga del resto en torno a ella. Puede utilizar tanto velas redondas como cuadradas, y mezclarlas entre sí, así como de diferentes tonalidades de colores.

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Repisas a la Vista

 

 

Cuando hablamos de decorar una casa, la tarea no es complicada si se cuenta con los muebles apropiados, aunque muchas veces el espacio para distribuir los adornos o decorar con flores no es el indicado.

Las plantas y flores son las más utilizadas para decorar un ambiente , y también los recuerdos obtenidos en nuestros viajes, que generalmente los adquirimos con la idea de exponerlos y al llegar a casa no encontramos el lugar apropiado para ellos.

 

Las repisas son elementos ideales para colocar adornos como estatuillas, portarretratos, floreros o cualquier otro detalle decorativo. Además, están diseñadas esencialmente para hacer mantener una habitación más ordenada y para crear un área de exhibición natural dentro de ésta. Es posible comprar todo tipo de repisas de fácil ensamblaje o mandarlas a hacer a nuestro propio estilo para que quepan en áreas específicas.

 

La variedad más elegante de repisas es la que simula estar flotando sin soporte alguno. Luz personalizadas para funciones particulares pueden usarse para resaltar los objetos puestos sobre éstas.

Las repisas deben colocarse a una altura adecuada para que puedan ser vistas estando de pie o sentados. También se debe considerar el tamaño y la altura de los otros muebles de la habitación antes de decidir el lugar donde se colocarán.

Existen dos enfoques esenciales al decorar las repisas, el primero es utilizar un grupo de objetos idénticos que puedan colocarse en líneas ya sea horizontal o verticalmente. Sin embargo, debes tener cuidado para que no terminen totalmente simétricos; un espacio en blanco puede ser la forma ideal de evitarlo. El segundo es utilizar objetos de materiales y texturas variadas como cristales, libros, flores y fotos enmarcadas.

Busca balance, no simetría. Necesitas encontrar un punto central en tu arreglo, de repente un punto focal único y trabajar en base a éste, hacia abajo o hacia arriba y de lado a lado, cuidando también una combinación armoniosa de colores, texturas, formas y diseños, para que el espacio no se vea saturado.

Si bien las repisas se ubican mucho en las salas, también son de mucha utilidad en los dormitorios principales, permitiendo colocar tus elementos personales si utilizas esa pared para ubicar la cama.

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EL TELEVISOR: Un elemento decorativo

 

Por Adriana D’Angelo

La televisión, así como otros electrodomésticos del hogar en ocasiones resultaban difíciles de encajar en la decoración de la sala, salón, comedor o habitación, pero, en la actualidad, se han convertido en elementos decorativos convencionales, que además le añaden tecnología, movimiento y creatividad al ambiente.

Ahora en lugar de esconder el aparato televisivo, se opta por decorar el mueble o el área que le rodea, adecuando todos los elementos a la posición, forma, tamaño o color del artefacto.

Para quienes todavía no se atreven a exhibirlo, se han creado muebles con armarios que esconden el televisor, cuyas puertas pueden ser abiertas para descubrir la pantalla cuando se desee.

Por todo esto se ha hecho más popular la tendencia de ir incorporando el diseño a los electrodomésticos más actuales, de manera que es posible encontrar televisiones con unas formas, colores y elementos decorativos adaptables a nuestra decoración.

Junto al diseño de electrodomésticos, están apareciendo también muebles adaptados a las nuevas formas. Algunos se han visto en la obligación de cambiar el mobiliario antiguo, ya que se encuentran con un espacio sobrante cuando deciden cambiar el aparato gigante por un plasma o LCD.

Muchos han decidido deshacerse del mueble viejo que ocupaba tanto espacio, y lo han reemplazado por un soporte metálico que se adhiere a la pared, donde se puede colgar el televisor, el cual pasa de ser un simple elemento funcional, para convertirse en el centro visual de la sala, el dormitorio, la oficina, o el área donde se encuentre.

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Enrique Iglesias



Por Adriana D’Angelo.

La historia musical de Enrique Iglesias se resume numéricamente en 40 millones de discos vendidos en el mundo, siete discos de oro y siete multi-platino (tres en español y cuatro en inglés), primeros lugares desde América a Japón y de Sudáfrica a la India, donde es el artista internacional que más ha vendido discos en la historia.

Su discografía está compuesta por siete grabaciones en estudio (en inglés y en español): “Enrique Iglesias” (1995), “Vivir” (1997), “Cosas del Amor” (1998), “Enrique” (1999), “Quizás” (2002), “Escape” (2001), “7” (2003), “Insomniac” (2007) y su más reciente producción bilingüe “Euphoria” (2010), así como dos discos de compilaciones de éxitos, “95/08” (2008), el cual reunió los mejores temas de sus 13 años de carrera para ese momento, y “Greatest Hits” (2008).

Hijo de la estrella musical española Julio Iglesias, y de la modelo, periodista y presentadora de televisión filipina, Isabel Preysler, la vida de Enrique es pública desde su niñez. Nacido en Madrid en 1975, Enrique se crió inmerso en tres culturas: la latina, la europea y la americana. Sus padres se divorciaron cuando él tenía tan solo tres años y, a los ocho, su madre decidió enviar a sus hijos a vivir junto a su padre en Miami. El cantante vivió una vida típica de adolescente, pero lo que su familia no sabía era que secretamente escribía canciones y soñaba con el estrellato. Después de un año en la Universidad de Miami, decidió seguir a su corazón. En 1995 le cantó por primer vez a su  futuro manager, quien, a petición de Enrique, empezó a mostrar sus demos bajo el nombre de Enrique Martínez. No fue sino hasta que logró firmar un contrato con Fonovisa que sus padres se enteraron de sus aspiraciones.

“Ni siquiera por mi apellido fui popular en la prepa. Las chicas no me hacían mucho caso… Siempre fui flaco y me la pasaba con los chicos jugando fútbol. Mis apellidos representaron, más que una ayuda, el reto de superarlos y de hacer l

as cosas por mí mismo. Eso puede ser una navaja de doble filo, la gente y los medios deben percibir que tienes contenido y que vales por ti. Luego de más de 15 años de carrera creo es un reto superado”, comenta Iglesias.

A pesar de ser parte de una familia sumamente ocupada, multicultural y atípica, Enrique afirma que son como cualquier otra familia contemporánea, que tratan de verse cuantas veces pueden, siempre con mucho cariño y complicidad. “¿Será que la gente piensa que somos como los Monster o la familia Adams?”,  bromea. “Al contrario, nos llevamos todos bien. Somos igual que cualquier otra familia de hoy, que por razones del destino, cada cual tiene su carrera, sus obligaciones y una ubicación geográfica distinta. Tal como pasa en toda Latinoamérica, donde por diferentes razones hay familias desmembradas, argentinos en Italia, mexicanos en Los Ángeles, colombianos o venezolanos en Miami. Tal vez no nos podemos ver con la frecuencia que quisiéramos pero nos queremos mucho y sabemos que podemos contar los unos con los otros”, explica.

Para Enrique Iglesias la música es mucho más que un negocio, es más bien un arte que refleja y expresa su pasión. A pesar de ser uno de los latinos más exitosos en el ámbito musical, conserva esa timidez y esa personalidad amistosa que lo mantiene cerca de los medios de comunicación y también de sus fanáticas.

Sostiene que no tiene ninguna base musical o estereotipo. “Esa magia está en todos nosotros. Creo que cuando te enamoras por primera vez, luces de colores y te pones cursi, unos escriben cartas y otros poemas. Yo escribí canciones. Claro que cuando estás despechado como que te inspiras más. También influye rodearte de gente con esas mismas inquietudes. Un estrofa, luego una armonía, no es fácil… A veces, un tema sale en 20 minutos, y en otras ocasiones, pasa un año y no se te ocurre nada que te apetezca”, expresa Enrique Iglesias sobre su fuente de inspiración.

Es agradable descubrir que, aún cuando está posicionado entre los grandes de la música latina, Enrique sigue admirando a otros colegas. “Admiro mucho a mi padre, Julio Iglesias, porque pienso que él, junto a otros de su época, nos abrieron el camino a los que vinimos después, entre ellos, fenómenos como Ricky Martin y Shakira. Creo que somos una generación de chicos muy luchadores todos, sin embargo, aún tenemos mucho que aprender de grandes como Marco Antonio Solís, Juan Luis Guerra o Juan Gabriel, quienes han sabido llegar y mantenerse con un nivel por tanto tiempo”.

Enrique Iglesias ocupa la posición número uno en el dance chart singles de Billboard por la mayor cantidad de sencillos en la posición

de honor en dicha categoría, un hito que comparte con Michael Jackson y Prince, en el mismo lugar con igual cantidad de temas. El sencillo “I like it”, que interpreta a dúo con Pitbull, incluido en su última producción titulada “Euphoria”, es el séptimo en ocupar la primera posición en este renglón, luego de los hits “Bailamos”, “Be With You”, “Hero”, “Escape”, “Not in Love” y “Away”.

“Euphoria”, que está arrasando en la industria musical, es su más diversa y ecléctica colección hasta la fecha y es su primer álbum bilingüe, con 6 canciones en español y 4 en inglés. Cuenta con la colaboración de Akon, Juan Luis Guerra, Nicole Scherzinger, Pitbull, Usher, Wisin & Yandel y la participación especial de Lionel Richie.

Enrique continúa rompiendo su propio record, al ser el primer artista en tener siete de diez canciones en el Top 10 de Itunes Latino. “Cuando me enamoro” se ha mantenido en la primera posición por más de nueve semanas consecutivas en las radios de toda Latinoamérica.

Desde el año 2001 sostiene una relación abierta con la tenista Anna Kournikova, y a pesar de afirmar que ella sería la perfecta madre de sus hijos, sostiene que aún no hay planes de boda para ellos y que no está preparado para tener hijos, lo cual considera una responsabilidad muy grande. “Yo no estoy opuesto al matrimonio, pero pienso que no hace falta un papel para ser feliz o para hacer válida una relación. Los dos tenemos muy claro lo que queremos y lo importante es que tu pareja confíe en ti. Lo que más me gusta de ella es que es una mujer fuerte, independiente y segura. Me deja ser yo, y eso es básico en una relación. Es bonito saber que cuentas con alguien que te apoya y que está allí para ti. Nos la llevamos muy bien así, y no nos hace falta un papel para certificar la felicidad, sólo se necesita el compromiso y nosotros lo tenemos”.

 

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Carlos Cuello, M.D., F.A.C.C.



Por Adriana D’Angelo.

En Estados Unidos, Carlos Cuello es uno de los pocos médicos bilingües, con dominio perfecto del inglés y el español, especializado en electrosofía cardíaca, y es además uno de los dos cardiólogos hispanos del Condado de Collier. Ha sido el autor de numerosos informes y manuscritos en el área de enfermedades cardiovasculares, es invitado regular en diferentes seminarios, conferencias  y simposios a nivel nacional, y actualmente ofrece su experiencia, trayectoria y amplios conocimientos a los pacientes de la ciudad de Naples.

El doctor Cuello está certificado en Medicina Interna, en enfermedades cardiovasculares, así como en la compleja especialidad de electrofisiología y arritmias cardiacas. Nacido en República Dominicana, culminó sus estudios de bachillerato en la ciudad de Nueva York, para luego regresar a Santo Domingo, donde se graduó como doctor en Medicina en la Universidad Nacional “Pedro Henriquez Ureña”, en el año 1977.

Más tarde vuelve a los Estados Unidos para hacer sus pasantías y residencia de medicina interna, así como su especialización en enfermedades cardiovasculares en el New York Medical Collage y en el Lincoln Hospital, respectivamente. Posteriormente amplió su especialización en electrofisiología y arritmia cardiaca en el Medical College of PA, de Philadelphia, y en el Medical Center de la Universidad de Massachussetts, en Worcester.

Según el doctor Cuello, la electrofisiología cardíaca es la ciencia de los mecanismos, funciones y desempeño de las actividades eléctricas de las regiones específicas del corazón. “Evaluamos y tratamos los trastornos del ritmo cardíaco en pacientes adultos, mayores de 18 años, entre ellos: latidos acelerados o taquicardia, latidos lentos o bradicardia, la pérdida del conocimiento, enfermedades complejas del corazón, y la tendencia hacia el síndrome de la muerte súbita”, explica el especialista. Aunado a esto, tiene amplia experiencia en la implantación de marca-pasos y fibriladores.

Carlos Cuello abrió su consulta en Naples a principios del año 2009 y afirma que decidió radicarse en esta área de la Florida buscando un cambio de ambiente, luego de vivir por muchos años en el norte, y para estar más cerca del mar y de la República Dominicana. Tiene una hija de 12 años junto a su esposa Glenda, quien es la gerente de su práctica, y otros dos hijos mayores, Carlos David y Carla Noemis. “En mi tiempo libre me dedico a mi hobby que es la pesca, también a leer, correr y practicar otros ejercicios gimnásticos”, agregó.

El doctor Cuello entrenó con S.K. Stephen Huang, MD, considerado el padre de la ablación con catéter por radiofrecuencia. Ha realizado unas 4 mil ablaciones por radiofrecuencia con catéter en su carrera, y es uno de los pioneros en el aislamiento de venas pulmonares para la fibrilación auricular, la cual es la arritmia cardiaca más común, en la que hay una activación auricular desorganizada, no hay coordinación en la sístole auricular y el llenado ventricular es inefectivo.

Por su gran trayectoria médica e investigativa, a lo largo de su carrera ha recibido importantes reconocimientos, entre ellos, el Premio Paul Harris, por parte del Rotary Club, por su labor médica, aún cuando no es miembro de la organización. Además, recibió una distinción especial del gobierno dominicano, en honor a sus méritos y servicios comunitarios en su país de origen.

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