Retratando la perfección
Por Adriana D’Angelo
Con su aspecto tranquilo, relajado y equilibrado, José María Castillo no aparenta ser el artífice de unos retratos creados en óleo, que emulan la perfección en cuanto a la proporción, expresión y realismo se refiere.
Sentada, tomando una taza de té de menta, examiné todo el espacio que abarca su estudio de pintura, ubicado en el área de los Estates en la ciudad de Naples, donde definitivamente, a pesar de asombrarme por el orden y la pulcritud, encontré rastros de arte: un caballete, muchos lienzos terminados y sin terminar, papeles, blocks de dibujo, cartones y algunas gotas de pintura. Lo más fascinante fue ver los rostros perfectamente creados, reproduciendo la realidad con tanto detalle que parece estar viendo la escena en vivo.
José María Castillo nació para ser artista, por eso incluye el arte en cada uno de los aspectos de su vida. Desde niño pintaba, pero comenzó a tomar conciencia de sus dotes artísticos cuando entró a la Escuela de Arte de Lima, Perú, su país de origen. Allí comenzó una carrera que ha significado su vocación y su forma de ganarse la vida.
“Yo siempre creí que era pintor, sin saber que lo era, sin saber incluso pintar”.
Muy joven se muda a la ciudad de Nueva York, pues pensó que allí podría entrar en contacto con sus dos pasiones: la pintura y la música. Definitivamente escogió el lugar perfecto. La gran manzana le ofreció un abanico de posibilidades en cuanto a la preparación artística y también le dio la oportunidad de conocer y entrar en contacto directo con los grandes exponentes de la música de los 70’s y 80’s, los salseros de todos los tiempos, que en aquella época enloquecían a las multitudes neoyorquinas.
Vivió 15 años de su vida en Nueva York, allí se preparó en las mejores academias de arte como: “The Art Students League of New York”, “Parsons the New School for Design” y el “Fashion Institute of Technology (FIT)”, entre otros. Inicialmente se dedicó al diseño grafico, luego trabajó como ilustrador, y sus creaciones fueron publicadas semanalmente en los periódicos más prestigiosos del país.
Su profesión le permitió entrar en el mundo de la moda y las artes, tratando codo a codo a figuras importantes y trascendentales, como el es caso de Erte, el precursor del Art Déco, con quien aparece posando en la foto tomada aproximadamente en los años ochenta, cuando el veterano celebraba su cumpleaños número noventa.
En un momento inesperado, Castillo dio un vuelco total a su vida y decidió que se dedicaría a la creación de retratos. Luego de intensos estudios, se sentía suficientemente preparado para entrar al mundo de la pintura y a eso se ha dedicado hasta la actualidad.
Desde hace 10 años reside en la ciudad de Naples junto a su esposa Ivette Gómez y a sus dos hijos, Frank y Augusto, quienes han heredado algunas de las cualidades artísticas de sus padres. Comenta que se siente muy a gusto en la ciudad, pues hay un buen movimiento artístico y se vive con mucha tranquilidad. Antes de mudarse a Naples vivió un tiempo en Puerto Rico, donde desarrolló al máximo su trabajo artístico.
“Mi obra está influenciada por artistas importantes del siglo XVII como Frank Hols y Velásquez, y otros grandes artistas ingleses del siglo XIX”. En sus obras destaca la perfección en la proporción y la similitud de los personajes con los sujetos reales. Para sus creaciones utiliza el óleo, el carboncillo y las acuarelas sobre el lienzo.
“La técnica me ha costado mucho trabajo, tiempo, práctica y estudio”, y esa preparación se evidencia en el rostro de un cliente complacido con el trabajo recibido, bien sea personal o para algún miembro de la familia.
Actualmente José María Castillo imparte clases grupales en el Centro de Arte Von Liebig, ubicado en el downtown de Naples, y también clases privadas en su estudio. Comenta que tiene alumnos de todas las edades, algunos son empresarios retirados, otros son artistas que necesitan perfeccionar su técnica en la elaboración de retratos. Admite que su especialidad es enseñar paso a paso la aplicación de las proporciones, las cuales domina con mucha seguridad tras años de experiencia.
“Muy pronto voy a comenzar una nueva etapa en mi carrera artística. Sin dejar a un lado los retratos, voy a romper con todo lo que he hecho hasta el momento, voy a negar todo lo que me ha caracterizado en mi obra artística, voy a descomponer la forma para entrar en el mundo de la abstracción”, de esa manera podrá dar rienda suelta a la espiritualidad y a las emociones.
A la par de su inspiración artística, Castillo mantiene la espiritualidad como la base de su vida. Desde hace muchos años practica el yoga y trata de vivir en armonía y unión consigo mismo y con el entorno. Por eso piensa que mientras no tenga pendiente la producción de algún retrato, dedicará su tiempo a pintar cuadros abstractos, donde expresará todo ese cúmulo de sentimientos que tiene guardados en su ser.
“Si no hubiese sido artista, quizá sería bailarín o músico porque tengo buen oído”, comentó el pintor de origen peruano. Además afirmó que la cocina y el fútbol soccer son algunos de sus otros placeres, los cuales practica regularmente.
Conozca más sobre la obra de José María Castillo en: www.prtraits.com/castillo
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