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Padre Luis Pacheco

on March 25, 2009

“Estamos ordenados para servir”

 Por Adriana D’Angelo.

Cuando el Padre Luis Pacheco dice que es “un sacerdote del nuevo milenio” no sólo se refiere a que fue ordenado en el año 2000, sino también a que sus ideologías son vanguardistas, eso sin dejar a un lado las líneas fundamentales de la religión católica.

El Padre Luis es el vicario parroquial de habla hispana de la Iglesia Saint Leo de Bonita Springs desde el 15 de septiembre de 2008. Es originario de Caracas, Venezuela. Se mudó a los Estados Unidos muy joven, donde estudió en el Miami Dade Community College y luego realizó estudios de Negocios Internacionales en la Universidad de Miami.

Recuerda que en el año 1992, mientras trabajaba en una importante firma de abogados en Miami, llevaba una vida llena de fiestas y muchos amigos, hasta que comenzó a involucrarse con la iglesia católica, cada día con mayor fuerza. Fue así como sintió el llamado de Dios, y emprendió su carrera hacia el sacerdocio.

Regresó a Venezuela para estudiar el filosofado en el Seminario Juan Pablo II, en la ciudad de Barquisimeto. Más tarde realizó los estudios de teología en el Seminario San José, en Cumaná, Estado Sucre. “En total fueron 8 años de preparación, hasta que el 13 de mayo del 2000 me ordené como sacerdote, bajo el lema personal de: Presidir es servir”, comenta el religioso.

 

“El mismo año de mi ordenación realicé junto a mi madre una peregrinación por el Vaticano, donde tuve el privilegio de conocer en persona al Papa Juan Pablo II, quien para mi es el personaje más trascendental y con mayor magnetismo que he conocido con mi vida”.

 

En el año 2001 regresa a los Estados Unidos, esta vez para trabajar como sacerdote en el estado de Delaware. Durante ese periodo tuvo la experiencia de compartir las vivencias de inmigrantes que se dedican a la industria pollera y además ayudaba en la base naval de la fuerza aérea de Dover en ese mismo estado, donde tienen la única morgue del país en la que procesan los cadáveres de militares y ciudadanos americanos fallecidos en el exterior. Además en esa parroquia fue jefe del camino Neo-catecumenal a nivel diocesano. 

Luego de un año y medio en Delaware, regresa a la Florida, donde se queda por un corto tiempo en Miami hasta que es enviado a una parroquia campestre en Arcadia, en el año 2002. Esta vez los feligreses eran trabajadores del campo, la mayoría de ellos de origen mexicano y otro porcentaje de guatemaltecos, que se dedican al cultivo de naranjas y a la ganadería. “Además de conocer gente nueva y vivir sus experiencias en el trabajo del campo, conocí lo que es el oeste americano, y me convertí en un seguidor del rodeo”, agrega el Padre Luis.

El Padre Luis resalta que “Una de las experiencias más trascendentales de mi trabajo en Arcadia fue que recibí un invitado no bienvenido, se trata del huracán Charlie, el cual dejó destrucción y desolación en toda la comunidad. Sin embargo, gracias a esa dura experiencia conocí la generosidad del gran pueblo americano, porque gente de todas partes del país vino a ayudar a reconstruir lo que la fuerza de la naturaleza había devastado. Recuerdo que con el apoyo de las Caridades Católicas abrimos un comedor, donde le dábamos desayuno, almuerzo y cena a todos los que lo necesitaran. También dispusimos para los damnificados dos tiendas de abastecimiento de alimentos, pañales, utensilios, agua potable y cualquier otro artículo de primera necesidad”.

De Arcadia fue trasladado a la ciudad de Cape Coral, específicamente a la Parroquia de St. Andrew, enfrentando una nueva realidad, compuesta por feligreses de diversas partes de Latinoamérica, con distintas culturas, de quienes aprendió mucho más. 

“La gente de la ciudad es diferente a la del campo. Los problemas que me planteaban era más de tipo litúrgico, entre ellos: las relaciones interpersonales, la formación de los hijos, fortalecimiento matrimonial, el estatus legal, etc.”, recuerda de su experiencia en Cape Coral. Allí también tubo la oportunidad de conocer de cerca un nuevo ministerio, el de la educación, porque la parroquia cuenta con su propia escuela, donde el sacerdote se involucró de cerca con los profesores y alumnos.

Finalmente el año pasado es transferido a la Parroquia St. Leo de Bonita Springs, donde ha participado en la re-construcción de la iglesia, y estará presente, con el favor de Dios, en su nueva apertura el día 13 de abril de 2009. En esta nueva etapa el Padre Luis está lleno de muchas expectativas, y espera llevar su mensaje de amor y de fe a los feligreses de la comunidad hispana, quienes, en su mayoría son de origen mexicano.

El padre Luis afirma que es aficionado de los viajes y que en sus vacaciones suele ser capellán en cruceros. Allí preside misas todos los días, confiesa a los pasajeros y comparte con los trabajadores de los barcos. Otros de sus hobbies son ir al cine, leer y comer. “Todos mis amigos saben que para cualquier ocasión especial el mejor regalo que pueden hacerme es una tarjeta de regalos para cualquier restaurant, eso es algo que definitivamente voy a disfrutar” agrega el padre sonriendo.

  


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